Las perlas del hortelano
Los güertos de la Fuente Llavá |
Erase una vez
fa muchos, muchos años; viviba en Estadilla un hortelano que se va fe famoso en
to la comarca per los productos que criaba en el suyo güerto. Lo teniba en los que ñay en
la Fuente Llavá.
Era muy güen
home, muy treballadó y muy bondadoso. May va alardeá de lo que lograba sacá del
suyo güerto. Dominaba como ninguno el suyo oficio y dedicaba a las suyas
hortalizas y verduras toz los cariños y mimos qu’era capaz de da.
Tanto va sé
así que en cada cebolla, la más humilde de las hortalizas que criaba, les
creceba en dentro de to, en el mismo corazón....UNA PERLA. Hermosa, magnífica,
sin mácula.
Ay! Pero... a
to’l rededó del güerto; per las espuendas, per los caixeros de las cecllas, per
toz los rincons, van empezá a salí barceros y malas yerbas qu’iban crecén y
crecén tapanles el sol y la luz a’quellas maravillosas hortalizas. A las
cebollas van i fénseles una capa y otra y otra a to’l rededó pa protegé la
perla que cada una teniba en el interior, hasta que ya no van podé aguantá más
y van tení que dixá de felas.
El hortelano
lleno de tristeza al perdé la joya más preciada del suyo güerto, no va lográ
soportalo y se va morí de pena.
Per ixo,
desde entonces, cada vez que cortán una cebolla, mos fa pllora en memoria
d’aquel hortelano qu’un día va fe qu’ella, la humilde cebolla, habese siu el
más maravilloso tesoro que habeba lograu creá.
Una humilde cebolla |
Francho
Chardiz
Bien majo
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