Coroneta

Coroneta
Una coroneta cortada per la mitá
COMO VEYÉ LOS ESCRITOS
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lunes, 3 de enero de 2011

Al salí de la'scuela



Cuan eran críos, pasaban casi to’l día en la escuela. A unos mos gustaba más y a otros menos. Pero lo que a toz mos feba ben contentos, era cuan llegaban las vacacions del verano, y aunque mos mandaban algunos deberes pa fe, podeban dedicamos a lo que más mos gustaba: Chugá. Y no quiero di que in a la‘scuela no podesen felo, que sí lo feban, ¡y mucho!.


Casi toz los días, cuan las tardes eran más llargas y aun quedaba sol, después de salí de la’scuela, mon iban a casa, dixaban la cartera, cogeban la merienda, y comenla, comenla ya'staban en la calle otra vez.



Las escuelas, casi, casi, como eran en esta historia
Tamé dependeba de los deberes que mos habesen metiu ixe día pa f’en casa. Ñabeba alguna vez, ben perque tenise el día torciu el maestro, u perque nusatros habesen feito alguna trastada, mos “afogaba” en la cantidá de deberes que mos mandaba. Y nusatros mos las teniban qu’apañá pa felos, y claro, podé chugá.

M’acordo qu'esto mos va pasá algunos días seguius. Mos meteba no se cuantas sumas, multiplicacións y divisións d’ixas tan llargas y teniban que pasamos mucho rato pa felas. Las escribiba en la pizarra y toz los copiaban pa fe en casa.

¿Que se mos va ocurrí a nusatros?.

Pos muy fácil. Mon iban unos cuantos al salí de la’scuela a la era la Col, detrás de la fábrica’l Barón. Cada uno feba una cuenta distinta y después mos las copiaban. Así, acababan en un santiamén y mon podeban i a chugá.



Escuelas y Cruz de la Basa
Pero claro, el maestro era más llargo que nusatros y pronto mos va cogé. Tamé de la forma más fácil. Sacá to las cuentas sin entivocamos ninguno, era ben difícil. Cuan pasaba, toz teniban el mismo fallo en el mismo sitio. Resultau final: Escribí 100 veces “No volveré a copiar los deberes con mis compañeros”.

Pa fe este “castigo” se necesitaba mucho papel y ixo costaba dinés. Pa no gastá tanto, ñabeba veces que pasaba un’avioneta tirán papels de propaganda (casi siempre era de “La quincena blanca de los Almacenes de San Pedro” de Barbastro). Estos papels, qu'eran de colós, solo estaban escritos per una cara y per la otra la podeban fe serví. Los zagals iban a recogelos y mos feban unas libretetas con un montoné, cusinlos per un lau. Tamé mos serviba pa “escribí en sucio”.

Aunque de vez en cuando mos castigaban, tampoco eran muchas, y miedo a i a la’scuela no’n teniban pas brenca, per ixo la fuineta no se feba desmasiau. Pero se de uno que la va fe  un día per la tarde. No s’habeba estudiau la leción que l’habeban metiu. Era la primera vez que la feba, y me paece que tamé va se la última per lo mal que lo va pasá. Como era tan primerizo en estas cosas, se v’amagá detrás del llatonero de la era Pera, ben cerqueta de la’scuela, y allí se va’stá, con más miedo qu’alma, las dos horas que duraba la clase per la tarde. Cuan van salí los otros zagals, él se v’achuntá con ellos como si tamé salise de dentro..., y pa casa. ¡Pero ay chiquez!. Este zagal teniba un’agüela que viviba en el Portal del Sol y desde la parte d’atrás de la casa se veyeba la era Pera. Lo mira un raté y se dice pa ella:

            —Pos si ixe zagal qu’está detrás del llatonero é mi nieto. ¿Pos qué debe d’está fen astí?.

Enseguida se va da cuenta que lo que estaba fen era amagase. Entonces l’en va di a la mare.

            — Oye, qu’he visto al zagal esta tarde sin i a la escuela.

 La mare como sabeba que aquel crío no era pas de fe fuinetas ni trastadas, le va i sacán poqué a poqué to la verdá. Y sin gritos ni castigos v’acabá aquella historia. Un día este zagal me lo contaba a yo, to satisfecho de como habeba siu su primera y última fuineta.
Vista ven maja de Estadilla feita p'el Cafetero. Alla al fondo se vei hasta el Pueyo de Barbastro

Uno de los chuegos que más se feban después de salí de la’scuela u en las vacacións, era chugá a la pilota.

Ñabeba tres sitios qu'eran los más aparentes pa felo.

El milló de toz, la era Heredia. Era gran (llarga y ancha), sin esturbos, y lo principal, era difícil que se mos aventase. Per detrás de una de las porterías, podeba i a pará a las faixas del Maturro, de don se recogeba deseguida. Per la otra estaban los tellaus de los palleros de Garoz y de Llinzols; pero como feban baixada a favor d’on veniba la pilota, siempre acababa caen p’el callizo los corrals.

Otro la era Castillo. Tamé estaba prou ben, era llarga, pero no tan ancha. Teniba algún inconveniente. Como eran dos eras, una a’lau de la otra, en tiempos, habeban estau separadas per unas llosas metidas drechas. Ya no’n quedaban más qu’unas poquetas en un lau. Aquí la pilota siempre entrepuzaba. Otro problema más gordo, era que se mos aventaba más fácil. Si caeba al ferriñal del Morero no pasaba nada, se iba a buscá y ya’stá; pero detrás de una de las porterías ñabeba dos tellaus d’on la pilota, muchas veces, se quedaba parada en las piedras d’aguantá las tellas del ráfil. ¡A’scalá per la paré pa subí a cogela!. Qui l’aventaba teniba que i a buscala; pero cuan se quedaba en el tellau, teniba que subí el más atreviu. Lo peor era cuan caeba en el corral descubierto de Cecllé. Aqui s’acababa el partido. Pa recuperala teniban qu'esperá a que los amos isen a da de comé a las gallinas, que a veces era'l día siguiente. ¡Alguuuuna vez se va atrevé a brincá pel tellau el más estalentau, arriesganse a tomá mal!.

El tercero era el mismo patio de la’scuela. Éste era el que menos mos gustaba. Aquí la pilota no se mos aventaba a ningún sitio; pero el suelo pa chugá era’l peor. En la metá d’abaixo ñabeba yerba, que per un lau estaba ben, pero cuan se feba alta, se frenaba la pilota y toz los críos iban a ve qui le daba la patada más fuerte. Mos amontonaban y acababan paecén que chugaban al “rugbi”, ixa cosa americana que los chugados s’afaixinan como la garba. Otro problema del patio, .... la otra metá estaba llena de piedretas. Si te caebas u el portero se tiraba pa fe una parada, se mos cllavaban per los brazos u piernas y saliban escalabraus.


Calle Mayó.
Esta e la calle que más críos recogeba
cuan saliban de la'scuela
Foto cedida p'el Cafetero

Otro sitio que muy pocas veces iban, era’l campo de Llenguateras, el que chugaban los grans. Estaba más lejos. El suelo tamé estaba lleno de piedretas, y lo peor de to, que como era tan gran y los críos correban siempre detrás de la pilota, como los galgos detrás de la lliebre, cuan habebas feito dos carreras de punta a punta del campo, te tenibas que sentá pa cogé aliento.

Pa fe los equipos, lo milló era que ñabese más de 10 zagals y másimo 20. S’eslegiban dos capitáns, uno pa cada equipo, y ellos iban escogen, alternanse, un chugadó cada vez. Los millós eran los primeros en triase. Al final solo quedaban los más patosos. Per ixo, aunque fuesen non, no teniba importancia; el último lo mismo daba que chugase en un bando como en otro.

Todas estas historias y cuentos procuro qu’el fundamento vienga  de los recuerdos (míos y d'otros que me contan). Pero no quiero pas dixá de nombrá a los que padecen ixa terrible enfermedá, que dixán el cuerpo vivo, va apagán poco a poco ixos recuerdos, hasta felos desaparecé de’l to. Los que tiengaz la suerte de podelos tení, alguna noche cuan no podaz dormí, fezne un repaso. ¡¡ Escogez los que no tos feigan sufrí !!




                                                                                              Francho Chardiz

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