Coroneta

Coroneta
Una coroneta cortada per la mitá
COMO VEYÉ LOS ESCRITOS
Punchaz en los títulos que ñai debaixo de don mete "ETIQUETAS", en el lau drecho. Gracias
P'ampliá cualquier foto del blog, punchaz encima.

sábado, 15 de octubre de 2011

Hoy matán el tocino

(La “Matanza del cerdo” ha siu desde tiempo inmemorial un momento muy importante en la vida de los pueblos. Se feban muchos preparativos y se consideraba ixe día de gran acontecimiento y de gran fiesta. Ñabeba una razón principal per la que teniba tanta importancia: ixe día se llenaba la dispensa.
Esto que voy a contá trata d'un día en la vida d’un nino de 7 u 8 años, en la primera vez que participa en la matanza y el mondongo, condicionau p’el ambiente que se respira en la suya casa)


La matanza del cerdo.
Escena sacada d'un calendario medieval


Las noches se van fen más llargas y más frías. Ya pronto empezarán a vení los vecinos a pasá las veladas a’lau del fogaril. P’al verano, las comidas y las cenas las fan en el comedó, en la mesa gran. Ahora ya mos metén en la cocina. El yayo y nusatros mos sentán en el banco con los pllatos encima la mesa de “meté y sacá”. (É una  tabla llarga y estrecha que se colga en la paré cuan no se usa y después alguno la “para” cuan el yayo está sentau al cabo de to pa comé). Se mete entre el fogaril y el banco. Los demás, en la mesa redonda del fondo la cocina.


San Martín
Tamé s’acercan las fechas de matá el tocino. Cada noche, desde fa días, se colga el caldero de la pastura pa los dos que s’están engordán. Primero matarén el más luciente, cuan haiga pasau San Martín. El segundo lo dixán pa Febrero. El peso güeno sería entre 8 y 10 arrobas; pero si no llegan, tamé los matarén.

            —Ves avisá a la tía Concha de Casa Juanico y a la Siña Manoleta Lariero, y diles qu’el jueves de la semana que viene matán el tocino—M’ha dicho hoy mi mare al salí de la’scuela.

Estas dos mullés vienen fijas cada año. Las otras mondonguiaderas van cambián segúntes puedan vení u no. Algunas están solo p’el maitino y otras solo per la tarde. Güeno, siempre s’achuntan entre cuatro u seis. Verén este año, ya s’están avisán. Tamé s’ha buscau a la mullé que mos ha de llavá los budillos. Esta faena se fa en un cuarto que ñai en el mismo matadero; pero he sentiu di que con aigua fría. ¡Pobrachas, están en invierno!. Nunca h’entrau en ixe sitio. ¡Fa una pudó…..!

Esta é una tocina con tocinez.
Éstas no se teniban pa fe la matanza, se dixaban que criasen y dixá algunos pa recriá y los otros vendelos

¡Y’ha llegau el día! Mañana matán el tocino. Hoy no s’en ha feito pas de pastura. Esta noche no ha de comé, así tendrá las tripas más limpias. En casa se respira como un aire de acontecimiento per llegá. Las mullés un poqué nerviosas per la faena, yo tamé perque iré con el yayo a fe fuego pa’scaldalo. Los homes más tranquilos.

Hoy le dicho al maestro:

            —Mañana no podré venir a la escuela porque matamos el cerdo.

Él ya sabe que ixe día é de gran fiesta en las casa que se fa mondongo. No ha metiu ningún problema. (A más, alguna coqueta le llegará).

Pronto pel maitino ha veniu mi agüelo a la cama pa llamame.

            —Au, llevántate —me dice— que ya tenín que marchá al matadero.

Me visto a’scape, almorzo un pllato sopas y un güego frito en una basa d’aceite, como a yo me gusta (to ven chafadé), y mon van.

A nusatros mos toca a medio maitino. Ñai ventitantos pa matá hoy.

Aprovechán esta foto antigua de una familia en el Portal de la Fuente, se pue ve el antiguo matadadero tal como era la parte de deván. La puerta gran de la izquierda era la entrada al matadero y la de la drecha a las corraletas.

El fuego se tiene qu’encedé pronto pa qu’el primero tienga el aigua hervín. Los que van detrás tienen que seguí fen-ne. El aigua que se saca pa cada tocino, se tiene que i rellenán en la caldera, y claro, en poco rato tiene que está otra vez a punto pa’scaldá el siguiente.

Los faixos de leña s’han iu traén per cada casa que fa matanza. Se dixan afuera, en la pllaceta del Portal de la Fuente y se van cogén per unos y otros. S’en gasta mucha perque casi toda é delgada y se quema más aprisa.

El tocino nuestro ya'stá en las corraletas. Cuan me veyen a yo per allí, to un crié con mi agüelo.

            —¿Qué viens a’guantá la pata del tocino?—Me dicen algunos sonreinse.
            —Nooo, no tiengo prou fuerza—Les contesto—Solo ayudá al yayo a fe fuego.

Pronto me canso. El cuarto don está el fogaril y la caldera é muy chicó y como se fa mucha fllamarada con la leña delgada….., no se pué aguantá la caló.

El siguiente el nuestro. Han baldeau con galletas d’aigua el suelo pa dixalo limpio de sangre y porquerías del tocino d’avans. Ha quedau que s’esllisa mucho. Te puez pegá un culazo como no veigas con tiento. Ya ha llegau la tía Concha al matadero pa cogé la sangre en un cacharro. (Servirá pa fe las coquetas negras y las morcillas). Toz los años é ella la que baixa a fe esta faena.

El tocino se mata en una vacía que está “culo ent’alto”. Se saca de las corraletas, se coge entre toz los que están per allí y se mete encima. Ñai dos matachíns. Después de muerto, aquí mismo s’empeza a limpiá la piel per fuera y s’acaba metén en otra vacía (ésta al drecho). Aquí s’escalda y se raspa pa sacale toz los pelos. Pa dale la güelta en la vacía, s’han metiu dos sogas per debaixo del cuerpo y estiranlas per las puntas, se fa chirá enta un lau y enta'l otro.


Esta foto é del Cafetero y la va fe un dia de la fiesta del mondongo de fa pocos años. Mos enseña como se capolaba la carne pa i preparan las llonganizas
Después se colga de la carrucha per las patas d’atrás, dixanlo a un palmo del suelo. S’acaba de limpiá y per último, con una eschelaga encendida se sucarran los pelos qu’han quedau.

Cuan está prou limpio per fuera, los matachíns, empezan a despiezalo. To la carne se va metén en dos carretillos, que ya'stán preparaus con sábanas viejas, pero limpias, pa llevalo de seguida a casa. Se corta un trozo pa’l veterinario, que mire si ñai triquina (se saca de toz los tocinos que se matan). Las tripas se las llevan al cuarto de llavalas. Solo ñai dos cosas que se tiran allí mismo a la ceclleta del desagüe: las zoquetas de las patas y la fiel. (¡Y ojo con la fiel que no se ravente pas!. Podría malmeté to la carne. É amarga)

            —Toma la visiga, pa tu—Me dice un matachín.

Yo me la miro….., y con la punteta los dedos la cojo y l’en doy a’scape a mi agüelo.

            —Guárdemela—Le digo con cara de feme poca gracia aquello
—(¡Pos si está llena de sebo per toz los laus!)—Penso.

Y’han acabau en el matadero. Ahora con to la carne pa casa. Abaixo en el repostre se dixa lo que no feiga falta de seguida. Lo de salá, lo de adobá….., lo otro se sube ent’alto a la recocina. Las mullés ya'mpezan a desgüesá y a capolá la carne pa'mbutí.

En esta foto tamé del Cafetero, se vei como se rellenan las llonganizas. Se usa la misma máquina de capolá la carne, solo qu'aquí se la sacau la cuchilla de cortá y se le mete un envasadó apropiau. Con el sinfín que lleva la máquina se va espientán la carne que se va metén per la boca.

Per toz los laus ñai carne, per toz los laus sangre, per toz los laus grasa, per toz los laus gente p’aquí y p’allá.

            —(Esto no é pa yo—Penso—Aquí no’stoy a gusto. M’en voy. Tampoco m’encontrarán a faltá….. Ya tornaré al mediodía).

Cuan viengo a la una pa comé, la faena está prou adelantada. Ñai dos barreños llenos de carne capolada pa las llonganizas, uno pa los chorizos y una caceroleta pa los salchichóns. Ahora mismo les están metén la sal, las especias, las yerbas……, güeno, toz los adobos; pa que mientras comán, veigan cogenlos. La tía Concha é la que sabe milló si falta d’esto u d’aquello. Todas le preguntan a ella.

¡Que ven mos enseña el Cafetero las llonganizas acabadas y colgadas a secá!

Alguno m’ha limpiau la visiga. Me la hinchan, la atan con una lliza pa que no’scape el aire y me la dan.

            —Toma, pa que chugez per la calle—Me dice.

Está to lo limpia que se puede, pero aun tiene algo de sebo p’el pitorro. Poca gracia me fa.

La hora  de comé é la que más me gusta de to’l día (chunto con la cena). No precisamente perque yo seiga comedó, que no lo soy brenca. É perque mos achuntán un montón de chen. Los homes que tornan aparecé, después de no veyese en to’l maitino (lo mismo qu'a yo). Las mondonguiaderas con alguno de la suya familia que viene pa no está solo en casa. Siempre ñai alguno un poqué más gracioso (u graciosa), que fa rei a los demás. Allí mos quedan los críos encandilaus sentín hablá a los grans de mil cosas.

Pa comé sa preparau una ollada de caldo del güeno. Pa después he visto que ñai una cacerolada de cosas muy raras. Me paece qu’he visto tacos de sangre, algo de tripa y hasta he sentiu que diban libiano. ¡Pero cómo se pué comé esto…., aunque l’haigan feito con salsa pa disimulalo!.

            —Mamá, yo con la sopa ya’n tiengo prou. Se m’en ha iu la fame.
            —¿Cómo te vas a quedá sólo con la sopa?. Ya te preparo una sartenadeta de carne capolada de las llonganizas, con una salseta de tomate—Me dice.
            —¡Ah, güeno!. Paece que ya m’ha tornau—Le contesto.

Pa postres, ñai feitos pastillos de carbaza y cocas.

Per la noche pa cená, sa feito un pllato de sopas pa cada uno, esquerola y después, los que quieran, del mejunje ixe tan raro q’ha sobrau del mediodía , y los que no, tortillas de patata.

To’l día, desde p’el maitino, ñai hervín un caldero en el fogaril. Se van metén y sacán, así como se van cocén, las cosas que van fen falta. Las tripas (después de limpias), el libiano, los güesos que se les ha sacau la carne, p’acabá de limpiá lo que les haiga quedau per los rincóns. Y más cosas que milló no sabé, perque muchas servirán pa fe las butifarras, que sí me gustan. Tamé he visto que s’estaban fen las coquetas, blancas y negras, pa metelas en el caldero. Me paece qu’esto é de lo último.

Per la tarde, s'embuten en los budillos las carnes preparadas pa las llonganizas, los chorizos y los cuatro u cinco salchichóns. Tamé se fan las butifarras.

Yo m’envoy a la calle que deben d’está los zagals a punto salí de la’scuela. Les dixaré la vixiga, y si alguno la quiere, que se la quede. A yo…., cuanto más lejos la tienga milló.

¡Güeno, ya s’acabau el día!. Hen cenau y antes de isene cada uno pa casa, se’stán un raté de tertulia y descansanse.

Pareciu a este era el caldero en don se feba la pastura pa los tocinos y que después serviba pa fe to las cosas del mondongo.
Solo ñai una cosa muy diferente, que éste é nuevo y aquellos estaban negros, negros del follín per fuera. Per dentro siempre se limpiaban antes d'usalos pa cosas de comé.

¡Pobres mullés!. Que día más atrafalagau han teniu. Que pesau tie que sé pa ellas el día del mondongo. ¡Ah, y no solo ixo!. Pa mi mare solo é el principio. Con alguna mullé que vendrá a’yudale, tiene que limpialo to. Fe las chiretas. Prepará la manteca y metela en la olleta pa guardala. Fe los salazóns. Más avan, fe los adobos en aceite. ¡No s’en acaba pas to la faena el día que se mata el tocino, no!. En queda güen montón pa después.

Ahora, yo m’en voy a la cama. Ya teniba ganas qu’acabase el día. He saliu farto.  Entre visigas, sangre, carne, grasas y nervios de los grans……, en he teniu prou.

Cuan se tienga que matá el otro tocino pa Febrero, le diré a la tía Juaquineta si me invita a comé y a dormí en casa d’ella. Aunque me gusta sentí hablá a los grans en las horas de las comidas, prefiero no está ixe día per casa.





                                                                                              Francho Chardiz