Coroneta

Coroneta
Una coroneta cortada per la mitá
COMO VEYÉ LOS ESCRITOS
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miércoles, 6 de noviembre de 2013




La Coroneta del Yayo Francisqué

 



Fotografia de la Carrodilla un Viernes de Dolos. ¡Como estaba d'autos!
Esta fotografia é un escaneo de la portada de la revista Buñero de Enero del 2013


Tío Joseeeeé, tío Paaaaaco, tía Luiiiiisa. Casi toz los críos teniban tíos y tías per toz los rincons del pueblo. Y los llamaban con musiqueta allargán la vocal tónica. Tio Joseeeeé. Esto pasaba perque en las suyas casas sentiban comentá qu’en casa fulano, el tal José era “primo no sé cuantos, de no sé qué, per parte de mare” (É un ejemplo. Total qu’el parentesco ni los galgos l’alcanzaban). Y nusatros ya teniban un tío más. No é que servise de nada; pero te paeceba que dixa forma no pasabas tan desapercibiu. La verdá é qu’en sociedades chicotas y con matrimonios feitos, las más de las veces, en el mismo pueblo; empezas a i subín en las generacions pasadas y acaban emparentaus toz.

Esta historia que voy a contá é paecida, pero é otra.

Ñabeba un agüelo que se pasaba muchas horas sentau en el Portal del Sol, chunto con otros que tamé pasaban muchas horas allí. En invierno en el carasol del banco de las llosas que va fe famoso el Siño Cleto en los suyos Romances, y en verano, debaixo del árbol a’lau del abrevadó.




Abrevadó del portal, banco en don se sentaban los agüelos en verano debaixo del árbol y al fondo el banco de las llosas
Fotografía sacada del libro "Asi fuimos, así vivimos" de Mariano Badia.

Toz los críos del pueblo llamaban a este agüelo “Yayo Francisqué”. Mos acercaban y lo saludaban:

                —Hola Yayo Francisqué.

Ya lo veyebas metén la mano en la pocha y empezaba a sacá cosas pa repartimos. Avellanas, almendras, nueces, orellons, figas secas....y yo qué sé que más. Aquello en don meteba la mano no podeba sé una pocha.... teniba que sé por lo menos un saco de tantas cosas que l’i-cogeban. (Éstas eran las “golosinas” que nusatros teniban cuan eran críos). Toz mon iban con alguna coseta. Tamé he de di qu’alguna vez, pocas, sacaba una chuflaina de caña feita per él mismo. Cuan la daba, solo l’en daba a’quel zagal qu’él sabeba que podeba fela soná con “cierta armonía”. Ñai personas que tienen el don pa “sentí” y fe música. Claro, dispués ñai que treballá ixe don pa trasmitila como cal. Sin embargo, ñai otros que no distinguen el sonido d’una trompeta d’un piano (güeno, esagerán un poco). Con éstos ya puez fe lo que quieras, mai aprenderán. El Yayo Francisqué sabeba que crío teniba aquel don, y a él le daba la chuflaina.

Antes he dicho que toz los críos del pueblo lo llamaban Yayo Francisqué; pero he de corregime. Eran toz menos uno. Éste le diba solo yayo. Y era perque Pacorro, así se llamaba, era el único nieto de verdá que teniba el agüelo Francisqué. A lo milló era perque en teniba solo uno que mos quereba tanto a toz; pero tamé nusatros lo quereban muchismo a él. Amás de damos cosas, mos contaba cuentos y historias y mos preguntaba per los amigos y qué feban, a qué chugaban, y qui ganaba u perdeba. Tamé mos preguntaba per la'scuela, y los maestros. Güeno, to cosas así. Hablaba con nusatros como si fuesen personas grans.




Virgen de la Carrodilla actualmente
Yo era el amigo más amigo de Pacorro. Muchas veces chugaban per casa d’él u él veniba a casa mía.

Ñabeba una cosa del Yayo Francisqué que me llamaba mucho l’atención. Continamente sacaba el mocadó de la pocha (¡ojo!, d'otra pocha distinta de don llevaba las cosas que repartiba), y se lo pasaba per los morros, per deban de la nariz. Dos pasadas, ris, ras, pero no pa limpiase, nunca llevaba nada que limpiá, no teniba ni moquita en invierno, y otra vez a la pocha.

Era un mocadó gran, de cuadradez marrons y bllancos. Siempre lo llevaba feito un bolicón. Nunca lo’stendeba. Otros agüelos, en invierno, secaban el muixau de la moquita debán del fogaril. Él “jamás de los jamases”. Yo estaba muy intrigau per ixe gesto tan contino (u ixo me paeceba a yo) de pasase el mocadó per la boca y la nariz, que más paeceba que lo besase qu’otra cosa.

Hasta qu’un día qu’estaba chugán con Pacorro en casa d’él, con ixa curiosidá propia de los críos, le va preguntá:

                —Yayo Francisqué, per qué se pasa siempre el mocadó per la cara como si l’olorase?

                —Ahora to lo'splico—Mos va contestá a los dos, a Pacorro y a yo.

Va sacá el mocadó feito un bolicón de la pocha y despacié, despacié, va i abrinlo. En dentro, en medio del bolicón, ñabeba una coroneta chiquerrina. Estaba brillante, brillante. Y ésta é la historia que mos va contá:




Coroneta cortada per la metá sobr'alfombra d'espligo. Sobra la mano pa que fuese más maja,pero....é lo que ñai
                —Veyez esta coroneta. Pues esta coroneta era de mi agüelo, o sea de tu tatarabuelo, Pacorro. Siempre la llevaba en la pocha perque así le paeceba qu’estaba más cerca y más protegiu per la Virgen de la Carrodilla a la qué le teniba mucha fe.

—La razón era qu’un día—Va continua—estaba cogén almendras en el LLastro y va vení una tronada d’áquellas que dan miedo. Con muchos truenos y relampagos. Allí en la finca, teniba un cobertizo pa resguardase en casos así. Se va meté en dentro con la burra esperán que pasase la tronada. En ixo va sentí como una necesidá d’apartase de la burra y metese a la otra punta del cobertizo. Solo felo va pegá un estampido tremendo y un rayo va matá a la burra. A él, a tu tatarabuelo, no le va pasá nada de nada, solo el espanto tremendo que va tení.



Empedrau con coronetas deban de la puerta de la iglesia.
—Claro, solo va pensá que la Virgen de la Carrodilla, per medio de la coroneta l’habeba salvau.

—Muchos años dispués, cuan ya s’habeba feito mi agüelo muy viejé y veyeba que pronto s’iba a morí, me la va da a yo, y me va di:

—Francisqué, toma, llevala siempre encima, que la fuerza que tiene te protegerá de to mal.

—Desde entonces, ni un solo momento m’he separau d’ella, y cuan saco el mocadó y me lo paso per los morros, no m’estoy limpian, solo lo foi pa sentí qu’está cerca de yo y a la vez trasmitile a la coroneta que sé qu’está hastí y que la tiengo muy presente a ella y a la Virgen de la Carrodilla.

—Yayo, podrá sé mía alguna vez?—Le va preguntá Pacorro.

—Claro, yo faré con tú, lo mismo que va fe mi agüelo con yo.

               

                                                                                              Francho Chardiz


Enlaces con los artículos qu'el Profesor de la Universidad de Lérida, Don Heracli Astudillo Pombo, va escribí sobre las Coronetas.

http://folklore-fosiles-ibericos.blogspot.com.es/2012/08/el-registro-fosil-iberico-y-el-santoral.html
http://folklore-fosiles-ibericos.blogspot.com.es/2012/10/el-registro-fosil-iberico-y-el-santoral_16.html