Coroneta

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Una coroneta cortada per la mitá
COMO VEYÉ LOS ESCRITOS
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miércoles, 4 de mayo de 2011

Zagals y zagalas


Callizo Valeriano de esta historia
como lo llamaban nusatros entonces;
pero era travesia Palomera el
nombre oficial.
Esta foto é poco más u menos como
estaba en aquellos tiempos
Cuan mos iban fen un poquerrín más grans, empezaban a chugá a menudo con las zagalas. Ñabeba días que paeceba que mos buscasen los unos a los otros pa'ncontrá algún chuego y felo chuntos. Pero ojo, no era perque empezasen a moceá. Eran aún chicoz, en to caso sería “zagaliá”.

Pa cuan las tardes ya eran más curtas y se feba de noche pronto, mos achuntaban una cuadrilleta no muy gran de zagals y zagalas.

            —¿A qué chugán hoy?—Preguntaba alguno.
            —Au que chugarén a nego—Contestaba otro u otra.

Paeceba qu'a nego mos gustaba prou a toz. Era de noche, antes de i a cená y se feba per cerqueta de las casas nuestras, sin ímone muy lejos.

Cuan la colla era, así chicota, paraban solo dos y los otros s’amagaban. A los qu’iban cogén los llevaban unas veces al callizo Valeriano (nombre “oficial”, Travesía Palomera), pegaus a la puerta trasera de Casa Marro de la Calle Mayó, la que d’al jardín, y otros días a la pllaceta Alfaro, seguntes mos dase. No se per qué, estos dos sitios eran los que más se feban serví; pero podeba sé cualquier otro llugá. Quizá estos dos eran facils de vigilá a los cogius. Se meteba uno de los que paraban a “guardá” y el otro a rebuscá per los patios.

Pa cogé, ñabeba que tocamos. No serviba solo vemos:

El mismo callizo hoy
            —¡¡Cogiu!!—Gritaba el que paraba.

To mansos (u mansas), se llevaban al sitio que habeban decidiu fuese pa pará. Los qu'estaban amagaus teniban que intentá salvá a los cogius. Claro, sin que el que ñabeba vigilán los tocasen avans.

P’amagamos, casi siempre s’eslegiban los patios que estaban ben oscuros. Pero ...., una cosa teniban ben en cuenta. ¡Que no ñabese cocho!. Ixo si que mo lo miraban avans d’entrá en uno; tanto los que s’amagaban, como los que paraban. ¡Ni se mos ocurriba entrá en una casa con cocho!.

Cuan buscaban y encontraban una llorigada en bel patio...., ¡Como entre ixos ñabese dos u tres zagalas, feban unas escandaleras con chillos y gritos......!. Enseguida s’encendeba la luz asomanse los amos de la casa:

            —¿Quí'stá per astí?—Preguntaban

Y nusatros a corré pa’scapá.

Pllaza Mayó fará bellos 60 años. Aquí chugaban a la barrera.
Este era el “nego chicó”, per llamalo d’alguna forma. Perque estaba “la barrera”. Este chuego era igual en casi to que nego. Pero aquí mos achuntaban deseguida 20 u 30 críos. Las zagalas ya no participaban....., que yo m’acorde. Era un poco más bruto. Paraban muchos, d’acuerdo con los que chugaban. P’amagase podeba sé to’l pueblo. El sitio on se llevaban a los que se cogeba, casi siempre era la Pllaza Mayó.

Otra diferencia era qu’al primero en cogelo s’agarraba a una reixa de bella ventana de la pllaza, u tamé bel picaporte. Los otros que se iban trobán se daban la mano con los que ya'staban cogius, fen una fila que no paraba pas de crecé. (Per ixo se llamaba barrera).

Pa salvala era más fácil. Vigilá to las calles, sen la pllaza tan gran, era complicau. Tamé, la barrera cuan era llarga, sin soltase la mano, se moveba enta un lau u enta otro como una culebra y así feban más fácil qu'uno de los “no cogius”, salise corren y los salvase a toz. (A más, a más, era obligau intentalo). Tocan-ne a uno de la barrera, ya toz estaban salvaus.

Cuan pasaba esto, to’l mundo saliba pitán a torná a’magase. Si era al principio cuan ñabeba poquez en la barrera, los que paraban aun se conformaban. Pero como fuese cuan solo faltaban unos poquez pa cogé y los salvaban, se cabreaban y no quereban torná a comenzá. Total: fin del chuego.

He de di que tanto en nego como en la barrera, los que paraban s’escogeban per sorteo, fen serví alguna de las muchas formas que los críos teniban pa ixo.
Llatonero de la era de Casa'l Pastó en invierno.
Era fácil de suviye perque teniba la cruz fondeta y los llatons eran muy gordos.

Otro momento que mos achuntaban con las zagalas, pero ahora las pobretas pa sufrimos, era cuan llegaba el tiempo de los llatóns. ¡Paeceba que no tenisen otro entretenimiento que pegales piñolazos!. Mos llenaban las pochas, cogeban el cañuto y a’ncorré zagalas....

            —¡Jolines con los dichosos llatóns!—Diban ellas.

Y teniban to la razón del mundo.

M’acordo qu’una vez le van da un piñolazo en un ojo, a’lau del lagrimal, a una zagala. Mos van espantá mucho. Van llegá a pensá qu’iba a perdé el ojo y to. Mullés que ñabeba per allí van vení corrén al sentila pllorá. La van ayudá, no se que le van fe; pero al final no va pasá nada. Ixas mullés mos van gritá mucho. Desde aquel día, yo no va torná pas a tirá mai a ninguna zagala.

En to’l pueblo ñabeba muchos llatoneros. El de la era’l Pastó, all’alto en la cruceta,  los feba ben gordos y amás fácil de subi-ye. Tamé iban mucho a unos llatoneros que ñabeba en el Regalé, en la carretera Fonz. Mos llenaban las pochas y enta’l Portal.

            —Dame llatóns—Mos pediban algunos.
            —La rabosa’n caga montóns—S’acostumbraba a contestá.

Casi toz teniban dos cañutos. Uno llargo y finé, pa podé tirá ben lejos el piñol. L’habeban buscau de bella caña recta y con dos tanos ben separaus pa que salise el cañuto ben llargo. Después en teniban otro curté, p’amagá dentro de la mano y podé tirá el piñolazo y que ninguna sabese qui habeba siu.

Esta foto de una cuadrilla de chovenastros, la voy a meté aqui perque "ilustra" ben
en don van pasá las cosas que conto con la Guardia Civil.
É el trozo de carretera que iba desde la Cruz del Parque hasta el corral de Quico
 y se vei muy ben el llatonero en don estaban subius.
Si tos fijaz verez lo alta que queda la cruz.


Ñay una historia ben curiosa que mos va pasá una noche, no m’acordo si antes u después de cená.

Mon van i a cogene en un llatonero alto y prou gran, que ñabeba en la carretera, poco más u menos per don está hoy la gasolinera. Iban 4 u 5 zagals. Cuan estaban alto del árbol toz,van sentí:

            —Vosotros, bajar inmediatamente.
            —¡La Guardia Civil!—Dice uno.

Yo va baixá tan aprisa como si m’habesen metiu un codete pel culo. Me va tirá de la cruz del árbol al suelo d’un brinco. Que “por cierto”, estaba prou alto.

Pero resulta, que ya'staban toz en fila deban del Guardia. Yo va sé el último en llegá.

            —Pero....., ¿Per don han baixau estos.....?—M’acordo que va pensá. (Se vei que si a yo m’habeban metiu un codete a ellos les n’habeban metiu dos).

Entonces mos dice:

            —Vamos a ver, ¿Quién ha sido?.
—Yo—Contesta uno con la cabeza to cacha y la voz que no la sentiba ni el
cuello la camisa.
—¿¿Por qué??—Le dice gritán
—Se m’ha’scapau—Responde aún más acoquinau.
—Que no os vuelva a oir nunca más una cosa así. ¡Vamos andando!.

Nusatros van empezá a marchá cara’l corral de Quico.

            —No, hacia abajo—Mos va frená el Guardia.
La Cruz del Parque en aquellos tiempos. Hoy ya no'stá

Dan media güelta a’scape y van ent’abixo, pero al llegá a la Cruz del Parque, resulta que estaba el otro Guardia de la pareja y mos torna a pará.

            —¿Quién lo ha dicho?—Pregunta.
            —Yo—Contesta el mismo zagal.
—¡Como os vuelva a oír una cosa así, os pongo un paquete que os acordáis para toda la vida!. ¡Venga andando!—Grita.

Nusatros cogen la carretera cara arriba, sin corré; pero moveban las piernas más aprisa que si mos habesen metiu coralé.

Yo, a’quellas alturas de la “película” aún no m’habeba enterau que dimonios estaba pasán.

—Pero..... ¿Qu’ha pasau, qu’ha pasau?—Pregunto pa ve si podeba cogé “la onda”.

—Éste…. qu’ha feito un reniego y l’ha sentiu la Pareja que estaba en la Cruz del
Parque.

Menos mal qu’el tiempo de los llatóns duraba poco y las zagalas podeban descansá de nusatros y tornaban a chugá a nego u a cualquier otra cosa que queresen fe chuntos zagals y zagalas.


                                                                                              Francho Chardiz

viernes, 8 de abril de 2011

La iglesia y el campanal

La iglesia y el campanal


Contan qu’encima, y a to lo llargo de la peña del castillo, ñabeba edificios don viviban gente muy principal. ( Pel nombre que l'ha quedau a la peña debeba se un castillo). Los qu’han estudiau las raíces d’esta chen, dicen que estaban emparentaus hasta con reis de aquellos tiempos.

En esta foto feita p'el Cafetero se vei muy ven la peña del Castillo, en don estarían los edificios que nombro en este escrito, y el pueblo que va i crecén "al caló" del Castillo y la suya influencia. Tamé se vei el campanal nuevo que ñai, después de tirá al suelo el viejo.


Abaixo en el pueblo ñabeba una iglesia tan gran, que cabeban toz los que viviban en el llugá sin apretujase desmasiau.

En aquellos tiempos, los que teniban más poder, tamé teniban más dinés (….como más u menos pasa hoy). Una manera de fese ve, era con las iglesias. Estos monumentos realzaban “la gloria” de los que las mandaban llevantá, siempre y cuan s'hablase d'ellas cuanto más lejos milló. Pue sé que per ixo en tenisen una de tan gran.

Tamé ñai que pensá que pa construila, se necesitaban muchos años y mucha manobra. Era una manera de tení ocupadas muchas familias y dales de comé cada día.

Con el paso del tiempo, estos edificios tan monumentals necesitan feles treballos de mantenimiento y conservación y ixo costa muchos dinés. Que si tellas que se rompen, que si goteras, que si un madero corcau, a veces fe to’l tellau nuevo…., en fin, mil cosas. Si aquella chen importante han desapareciu del llugá  per lo que seiga, un pueblo tan chicó como’l nuestro, no pue pas fese cargo de pagá toz estos gastos. Tiene que vení ayuda d'otros sitios. Si ixo no é así, pasa lo que va pasá: Se cae.
En esta foto aun está de peu el campanal viejo antes de tiralo pa fe el nuevo. Se pue ve parte de la iglesia vieja caida y la que estaban fen nueva en los terrenos de la vieja. La foto no se conseva muy ven; pero ya sirve pa damos una idea de como era el campanal en el último momento después de rebaixalo dos veces y tiralo al suelo.

No se podeba fe serví. Lo único que se usaba era el campanal, después de sacale la parte d’alto de to, metele tellau y dixalo más baixé.

Hasta aquí son historias que m’han contau. (A lo milló no to va sé así; pero pa que tos feigaz una idea, ya sirve).


Una vista ven maja de la iglesia como era antes de caese y del campanal original antes de rebaixalo.

Ahora, ya son cosas de las que m’acordo.

Se va fe serví pa iglesia un garaje muy gran que teniba el Barón a’lau de la fábrica d’aceite. Entre el Portal del Sol y la Cruz de la Basa. Allí se van bautizá, van tomá la primera comunión y se van casá, muchos que viven u van viví en el pueblo. Tamé a los que se van morí en aquel tiempo, se les van fe los entierros y las misas. Se feba pues, to lo propio d'una iglesia: Misa de los domingos, rosarios, novenas, catequesis…… y muchas cosas más.

En aquellos tiempos, los escolanos, eran una “institución” en las iglesias de toz los llugás,. En el mío pueblo, pos tamé. El cura siempre teniba una colla que l’ayudaban. Acostumbraban a sé dos pa fe la misa. Ya procuraba él escogé a los que lo feban milló. Pero como teniba que dales “faena” a los otros pa que no se desanimasen, más d'una vez va veyé cuatro y hasta seis vestius con las ropas d’escolano.

Algunas de las personas qu’iban a misa los domingos, estaban más pendientes de lo que feban u dixaban de fe los escolanos que del cura.

A nusatros, los críos de la’scuela, mos feban sentá aván de to, en los primeros bancos. Los zagals a la izquierda y las zagalas a la drecha, con los maestros y maestras en una punta del banco, vigilanmos. ¡Y ojo con fene alguna...., sino el lunes te podeba escocé!.

Ñai una historia pa recordá. Llevá vela en los entierros. Cuan se feba en horas que no ñabeba escuela, mon iban un montón de críos deban la puerta de la casa. Saliba alguno de la familia y empezaba a repartilas. Nusatros las encendeban y mos meteban a los dos laus de la caja, acompañanla hasta la iglesia y después al cementerio. Cuan ya habeba acabau, la tornaban y la familia mos daba una peseta per cada cabo-vela. Aquí ñabeba su pillería. Alguna vez eran más los críos que las velas que repartiban y los últimos se quedaban sin. Si tenibas algún amigo muy amigo entre los que habeban cogiu vela, la partiban per la metá, y con una s’en remediaban dos. Pero claro, la familia ixo no lo sabeba, y teniban que tení preparada la faltriquera pa los críos que llegaban. Los que feban estas trapazas, cuan iban a cobrá, a veces les tremolaban las piernas, perque el cabo-vela era más curto, y no teniban la concencia prou limpia.

Cuan no ñabeba críos, perque fuese hora d’escuela, las velas las llevaban los grans, y claro, ellos no cobraban pas.

El campanal, como ya he dicho avans, estaba en don la iglesia vieja.
Una gralla. Esta sería como las del campanal, perque las de Las Gralleras teniban el pico y las patas amarillentas.

Per la parte de fuera, y a to lo alto de la fachada, ñabeba muchos foraus en don criaban palomos y grallas. De los dos abundaban prou. Los palomos s'en iban per las faixas d’alrededó del pueblo pa buscá comida; pero las grallas iban per to’l monte. Baixaban hasta las Riberas si les apeteceba. Entre las del campanal y Las Gralleras, se feban unas bandadas qu’espantaban cuan las veyebas parase en alguna faixa. ¡Les pegaban buenas sobatidas a las pinochas del panizo!.

M’acordo, que las de Las Gralleras teniban el pico y las patas un poqué tirán p’amarillo y las del campanal más grisencas. A lo milló no eran hermanas del to y solo llegaban a “primas hermanas”.

El campanal per dentro…..¡Tiempos millós habeba conociu!. Entonces era una ruina. Solo con ve la puerta la calle, ya'spantaba. Vieja, embanada, llena foraus. Las escaleras, alguna vez teniban que habé siu normals, pero ahora…., güeno serviban pa subí a tocá las campanas.

Pero una cosa sí me va impresioná y que nunca me habese imaginau que era así: El reloj y el cuartro con to la maquinaria pa movelo.

To ixe cuarto estaba ocupau per los artilugios de fe caminá las saetas y soná las horas. La máquina era más alta que nusatros (Güeno, eran críos y tampoco montarían mucho del suelo). Se le podeba da la güelta a to’l rededó. Los engranajes eran grandiosos. Pa felo marchá y da los cuartos y las horas, ñabeba dos pedruscos colgán de dos sogas que baixaban p’el forau de to’l medio del campanal. Pa “da cuerda” se daba güeltas  a una manivela muy gran que feba subí las piedras. Allí to era enorme…, u así lo recordo.
Una imagen del pueblo con Montaguares al fondo y en medio la fachada y el campanal de la iglesia que se va fe después en los terrenos de la vieja.
Esta foto la va fe el Cafetero.

Hoy tenín iglesia y campanal nuevos en el mismo llugá don avans estaban los viejos y aunque no seigan tan grans, mos remedián.

                                                                                              Francho Chardiz

domingo, 6 de marzo de 2011




Los palitroques



Chuego de palitroques que guarda Antonio de Casa Enseñá
Desde fa tiempos que me roda l’albarda pensán en escribí sobre un entretenimiento pa mozos y pa grans que se feba per temporadas y al aire libre. Esto de las temporadas lo decidiba más el tiempo, que otra cosa: frío, caló, llové …., perque ganas siempre ñabeba.
Eran los palitroques. Un chuego de habilidá y puntería. Entre los que chugaban y miraban se arremolinaba güena colla chen. De crío m’acordo velos en la era La Col; pero m’han dicho que tamé se chugaba en la era Heredia y en el mismo Portal del Sol, contra la paré del güerto’l Barón. Seguro qu’en tiempos tamé se faría en otros llugás. El día de la semana pa chugá era el domingo per la tarde, después de comé.
Pa explicalo to, voy a ve sí lo sé fe despacié, cllaro y no m’entrabuco desmasiau.

Los trastes
           
Seis palitroques.- Teniban que sé de madera ben dura pa que aguantasen los estacazos. D’un par de palmos de llargos o un poqué menos. De 6 u 7 centímetros de diámetro. El culo pllano y la cabeza acostumbraba a sé redonda; pero podeba sé de otras formas según el gusto del carpintero que los feba.

Tres tochos u tiradós.-  Cilíndricos y tamé de madera ben dura. De unos 13 a 15 centímetros de llargo. Que sobresalise per los dos laus de la mano al cogelo. De 5 u 6 centímetros de gordo. Siempre s’en teniba un cuarto per si s’estarnaba alguno.

Preparan la partida

Los seis palitroques pllantaus y los tochos marcán la separación
Pllantá los palitroques.- Se meteban en dos linias. Con tres palitroques deván y otros tres per detrás, ben enfrente unos d’otros. La separación era el llargo del tocho, tanto entre las dos linias como entre las tres filas. Se marcaba ben la apoyadura en el suelo y así ya no ñabeba que torná a medí cada vez que se pllantaban. Se chugaba en un suelo de tierra y que ñabese una paré per detrás, a unos tres metros poco más u menos. Se feba pa que los tochos al rebotá no isen a pará muy lejos. Usea sé, que no era imprescindible que ñabese la paré per detrás.

Pllantadó.- Acostumbraba a sé un chovenastro, qu'a más era el amo u el responsable de los palitroques. Se teniban que pllantá después de cada tirada. (Una tirada eran los tres tochos como másimo). Cobraba per fe esta faena y per dixalos pa chugá.

Distancia pa tirá los tochos.- Se marcaba una linia en el suelo desde don tiralos. No he podiu pas sabé a que distancia se feba. En Azanuy, qu’aun se chuga a algo paeciu al nuestro (las reglas son prou distintas), lo fan a 14 pasos. En Estadilla, como los palitroques y los tochos son un poqué más chicoz, yo calculo que serían entre 10 y 12 pasos.

Los chugadós.- Ñaben-ne dos ya se podeba fe una partida; pero lo milló era que fuesen cinco u seis. Si ñabeba más (que podeba sé) y eran güenos chugadós, duraba desmasiau, perque no se eliminaban aprisa.

Los dinés.- Pa fe la partida se apostaba dinés. Cada chugadó meteba en una lateta la misma cantidá y al final se los llevaba el que la ganaba. De estos dinés se pagaba al pllantadó antes d’empezá cada partida. Cobraba una “comisión” per pllantá y dixá los palitroques y que variaba ent’alto u enta baixo seguntes los que chugasen. Normal, si tenín en cuenta qu’a más chugadós, más dinés en la lateta y más veces tení que pllantá.

La partida

"Cara" (Como dicen en Azanuy). Tamé se podeba di "fe güena"
Objetivo.- Bulquiá cinco palitroques y dixane uno drecho (cualquiera de los seis). Si se feba con el primer tocho se llamaba “seca”, si no se seguiban tirán los otros dos. Si lo conseguiban, pasaban a la tirada siguiente; pero si bulquiaban los seis u en quedaba más de uno de peu, estaban eliminaus. (En Azanuy, conseguí dixane uno de peu se le llama fe “cara”y no conseguilo, fe “culo”. Ellos chugan con dos tirados u tochos).


Esto é fe "Culo". U tamé se diba "fe mala"

Formas de lanzá el tocho.- Después de cada tirada que fan “cara” (dixazme que lo llame así, pa entendemos milló), el chuego se va complicán, y se cambia la forma de tirá, fenlo cada vez más difícil. Éstas son las cuatro maneras distintas de felo.


A vent
1º). A vent.
El brazo a to lo llargo del cuerpo movenlo aván y atrás, hasta soltá el tocho fen puntería.
A garrot
2º). A garrot.
Pa tirá, la mano p’encima de la cabeza. (Como si fuese una “jabalina”).

Baixo garra

3º). Baixo garra.
Como ya s’entiede p’el nombre, justo al llevantá una pierna, tiralo per debaixo.

De reculas

4º). De reculas.
De espaldas a los palitroques, tirá el tocho per entre las piernas metense a’scarramaixons.

D’esta última modalidá, alguno de los viejos del llugá, no s’en recordaban pas perque nunca se llegaba tan aván, siempre se feba “culo” antes.
Güeno, una vez que tos h'esplicau las formas, ahora toca explicá como se feban las tiradas.

“Secuencia” de las tiradas.- Ya queda cllaro que cada tirada son másimo tres tochos;
pero se pue lográ fe “cara”, solo con uno u con dos.
           
1ª Tirada). Tres tochos “A vent”
Fen “cara”, pasán a la siguiente.
2ª Tirada). Dos tochos “A vent”, uno “A garrot”
Fen “cara”, a la siguiente.
3ª). Un tocho “A vent”, dos “A garrot”.
4ª). Los tres “A garrot”.
5ª). Dos tochos “A garrot”, uno “Baixo garra”.
6ª). Uno “Agarrot”, dos “Baixo garra”.
7ª). Los tres “Baixo garra”.

            Lo mismo sería con la 8ª, 9ª y 10ª, incorporán el de “Reculas”; pero nunca se llegaba tan aván.

El premio.- Seguín este orden de tiradas, el que llegaba más lejos era el que se llevaba los dinés de la lateta. P’el camino s’iban quedán los que feban “culo”.



Apuntes y comentarios

            Seguntes m’han contau, el primer chugadó seguiba fen las tiradas, en ixe orden que tos h'esplicau, hasta que fallaba (feba “culo”). Entonces empezaba el segundo chugadó, y así hasta que acababan toz. Después se recontaba el que habeba llegau más lejos y ixe ganaba.
Pero ñai otra posibilidá: Que toz los chugadós feigan la primera tirada, uno detrás de otro. Los que fan “cara” pasan a la segunda y los que fan “culo”, eliminaus. Y así i seguín con las tiradas, hasta qu’en quedase uno solo que sería el ganadó. (Ojo, que esta segunda posibilidá la he añadiu yo sin que tienga conocimiento si se feba u no). Paece que d’esta forma, los últimos no se tendrían que está tanto rato de brazos cruzaus esperán que les tocase.
            Entre los que miraban, tamé se feban apuestas. Chugaban a pares u nones. Avans de lanzá el primer tocho d’una tirada cualquiera, uno de los que miraba diba:

            —Un real (u lo que fuese) a nones (u a pares).
            —Caso—Contestaba uno que querese aceptá el reto.

            Claro, ganaba el real el que acertaba los palitroques bulquiaus, pares u nones del primer tocho solo. Se procuraba que el chugadó que tiraba no sabese qu'apuestas ñabeba p’el medio de los que miraban, pa evitá que podese ñabé chanchullo entre dos; perque el que tiraba podeba fe de más u de menos en el número bulquiau.
Ñabeba alguna vez, que si las partidas habeban iu muy igualadas en el número ganau per cada chugadó, toz s’en iban perden perras. Claro, los dinés que les faltaban, estaban en la pocha del pllantadó.

Los Palistroc de Azanuy
que en algún lau los he mentau
M’han contau, que de los últimos tiempos que se chugaba, ñabeba dos mozos que destacaban. Eran Manolé Calistro y Lanzón el carpintero. Se vei que estos dos misaches eran güenísimos.
Una habilidá de los chugadós más güenos era que cuan quedaban dos palitroques de peu, uno debán del otro, tiraban el tocho justo a la base del primero pa que caese enta van, y así fe “cara”. Esto solo lo podeban fe los muy habils; perque casi to’l mundo preferiba tirá p’encima del de deván, pa intentá tocá la cabeza del de detrás.

Güeno, al principio de to he dicho que iba a intentá felo, despacié, cllaro y habé si no m’entrabucaba desmasiau. Lo de despacié, ya puedo aseguratos que lo he feito; pero las otras dos cosas…., no sé, no sé. Ya me perdonarez si lo veyez un poco “paliza”; pero quereba dixá escrito algo muy nuestro, que ya solo conservan en la memoria los más viejos del llugá.

Solo un apunte más sin allargame. Ñabeba otra modalidá qu’era chugá al 31. Consistiba en i sumán los palitroques bulquiaus en cada tirada hasta sumá justo ixa cantidá sin pasase. Se seguiban las reglas paecidas; pero sin eliminase. Si se bulquiaban los 6 palitroques, no s’en sumaban pas ninguno.

                                                                                  Francho Chardiz


A siu gracias a mi tío Oscar de Casa Llinzols (Oscar Naval Amat) y a Gilberto Montijo (Gilberto Badía), que he podiu recogé los recuerdos, prou frescos, que ellos tienen de los palitroques y que fará bellos 60 años u per astí, se va dixá de practicá. Amás mi tío Oscar, cuan era chovenastro, teniba un chuego y va sé pllantadó en la era Heredia.

Tamé ha siu gracias a Antonio de Casa Enseñá (Antonio Macarulla), que he podiu tocá y disfrutá de tení entre las manos el último chuego que se va fe serví en la era La Col y  el pllantadó era su’rmano Manolé (Creigo que va sé el último chuego en fese serví. Si no va sé así, perdonaz el “desliz”). De to ixo fará ..., pos lo qu’he dicho avans, bellos 60 años, y que Antonio los ha conservau to este tiempo con mucho cariño. Tamé, gracias a tenilos él, he podiu fe las fotos que acompañan este escrito.

Las medidas que tienen los palitroques que guarda Antonio son:

Llargo:                       35 cm
Diámetro de la base:  6 cm
Llargo del tocho:        12.5 cm
Diámetro del tocho:   5 cm

Los extremos d’estos tochos son redondeaus; pero en habeba visto que solo teniban los cantos mataus. Tamé quiero di que como no ñabeba unas normas pa las medidas, en el escrito qu’he feito, he dixau más margens pa no sé tan “categórico”.




                                                                                  F. Ch


Fragmento de "Tradiciones peruanas"
Una partida de palitroques
De Ricardo Palma

Gran jugador de bolos fue Alonso de Palomares, soldado que vino al Perú en la expedición de don Pedro Alvarado, el del célebre salto en Méjico.
Es sabido que don Francisco Pizarro tuvo pasión por este juego, y que junto con la fundación de Lima estableció en la vecindad del Martinete un boliche o cancha de bochas, adonde iba todas las tardes a pasar dos horitas de solaz. Fuese adulación o que en realidad no hubiera quien lo aventajase, lo cierto es que su gloria como bochador no tenía eclipse.
Cuando llegaba el marqués, toda partida se suspendía para que él y sus amigos entrasen en posesión del boliche.
Habláronle una tarde de la destreza de Alonso de Palomares, y Pizarro quiso conocerlo y jugar con él.
-Dícenme, señor soldado- le dijo,- que vuesa merced es mucho hombre como jugador de palitroques, y si le place probaremos fuerzas en una partida.
-Hónrame su señoría con la propuesta -contestó Palomares.- ¿Y a cómo ha de ser el mingo que interesemos?
-Fíjelo vuesa merced.
-Aunque pobre soldado -continuó el otro,- no me faltan trescientos ducados de oro en la escarcela; y si a vueseñoría conviene, interesaremos cinco ducados por partida, que quien honra recibe en ser adversario del señor gobernador, no puede hacer juego roñoso.
-Sea -repuso lacónicamente el marqués, y comenzó la partida.
Jugaron aquella tarde mientras hubo luz. Partidas perdió el gobernador y partidas perdió el soldado; si bien éste, según el sentir de los inteligentes, hizo mañosamente algunas pifias, como para inspirar confianza a su contrario. Y sin embargo, Palomares le ganó quince ducados al marqués.
Y siguieron durante un mes jugando todas las tardes, hasta que se convenció Pizarro de que en Palomares había encontrado maestro de quien recibir lecciones. Érale deudor de cien ducados de oro.
El marqués, siempre que perdía, se desahogaba denostando a su vencedor, el cual sonreía con mucha flema y continuaba dando bochadas que no dejaban palitroque en pie. ¡Jugadorazo el Palomares!
Entretanto pasó una semana después de roto el compromiso de juego, sin que don Francisco se acordase de pagar los cien ducados, hasta que un día tuvo el soldado la llaneza de recordárselo.
-No le pago al muy fullero- contestó con cólera Pizarro.
-Corriente, señor marqués, no pague usía si no quiere, que habré perdido mi dinero y ganado sus injurias.
Dice Garcilaso que la respuesta le cayó en gracia al gobernador; porque volviéndose al tesorero Riquelme, le dijo riendo:
-Págale a este mozo lo que reclama, y en buena hora sea, que de mi mano no volverá a ver moneda en el boliche.
Y es fama que tanto se sintió humillado en su amor propio de jugador por haber encontrado maestro, que desde entonces nadie volvió a ver a don Francisco Pizarro bocha en mano

sábado, 5 de febrero de 2011

La campana de la Carrodilla




En ixa ventaneta d'alto de to estaba avans la campana.
Aún están marcaus los "anclajes" en las dos parés de los laus.
 



En esta foto de toz los edificios per la parte d'atrás
se pue ve la ventana don estaba la campana
y la espadaña que s'ha feito nueva
encima de la iglesia
Cuan los reganos del canal van empezá a da cosechas más seguras y se podeban cultivá cosas qu'aváns casi no se podeban fe, como remolachas y carbazas, güenos trampos de patatas, panizo y alfalz con muchos cortes per temporada; güeno, to lo propio del regano. (Ñabeba alfalz de secano, pero solo saliba un corte al año, u dos si acompañaba el tiempo). Solo en los Sotos y Riveras se podeban fe estas cosas; pero eran tierras con mucho cascallo y a más se feba mucha yermitú. En los güertos de La Fuente, lo que saliba, era de poca monta. Pos güeno, a lo que iba, esto va representá casi, casi, la ruina de las sierras. Se van dixá de treballá las artiguetas, los faixetóns chicoz, y los sitios q’era más difícil llegá-ye. Se seguiba metén cereal en las faixas más a mano y se seguiban coguén las olivas y las almendras. Pero tamé é verdá que las espuendas se iban llenán de barceros y a las casetas de monte se les iban caén los tellaus.


Debaixo del güeco de la ventana de la campana,
ñai ixa otra ventana bllanca redonda, qu'é d'un material
que dixa pasa la luz y ilumina el coro de dentro la iglesia.
la Carrodilla le va pasá tres cuartos de lo mismo. Ya no ñabeba ermitaño. Los edificios, unos se van caé y otros van quedá en muy malas condicións. Solo la Iglesia y la Casa los Amos, se manteniban más u menos ben, aunque con prous goteras.

Ñabeba una campana, que pa sé d'una'rmita, era muy gran. Estaba colgada en una ventana del piso que ñai justo encima del porche de la puerta la Iglesia, en la paré que da enta la cisterna. Entonces no’n ñabeba pas d’espadaña.

En ixos tiempos, ñabeba un zagal (güeno, ya'staba en ixa edá que se dixa de se zagal y se fa uno mozo. Un chovenastro, pues), que cada día subiba a paixentá el vacivo per las sierras. Unas veces cerraba en unos corrals y otras en otro. Casi todas las anochecidas, después de cerrá y si no le quedaba demasiau fuera mano; subiba hasta la Carrodilla (alguna noche cerraba el ganau allí mismo), y baldiaba la campana un raté. Mira, caprichos que no costán dinés y le feban sentí vida en un llugá que s’habeba quedau muy solo. La puerta de subí al piso don estaba la campana siempre estaba abierta, como las de muchas de las dependencias que quedaban en peu. Las de la Iglesia y la Casa los Amos no, qu'estaban cerradas.



Ixa é la iluminaria que tiene el coro per la ventana redonda cuan le da'l sol.
Ñai una puerteta escusada (Se vei una esquineta en la foto), que se comunica con la Casa los Amos.
Per aquí entraban y saliban los "Personajes Ilustres" pa sentí misa sin tení que baixá a'baixo.
Una d’ixas veces ya s’estaba fen oscuro, aún más al entrá en el edificio. Empeza a subí las escaleras y cuan llegaba a la metá, siente que baixaba a to corré un misache. Se pega a la paré pa que no l’atropellase. El otro pasa per debán escapán como una fuina. Ninguno de los dos van di esta boca é mía.

Esta campaneta se tocaba pa avisá qu'el cura iba a salí
de la sacristía pa di la misa.
¿A que más de cuatro no tos habebaz figau qu'estaba?
El pastó, allí mismo s’en va da la güelta sin tocá la campana aquella noche…..y cara pa'stadilla. De tanto en tanto, mirán p'atrás, no fuese caso que lo’ncorresen. Pero se vei, que si uno iba’nta’stadilla, el otro iba ent’Aguinaliu, con tal de no trobase.

Al día siguiente, antes de soltá el vacivo, va subí hasta la Carrodilla a ve si se veyeba algún rastro d'aquel fulano. No va ve pas nada. To estaba igual que siempre.

Aquel pastó, nunca va tení ni idea quí habeba siu semejante misache, ni qué podeba fe a’quellas horas per allí.


                                                                                              Francho Chardiz